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hinfernito

14 novembre 2008

vaya mal sabor de boca

A todo se hace uno.

En la práctica existe un sistema doble de información: . El primer nivel contiene hechos verificados y probados, hechos de primera clase. El segundo, hechos que se cree son verdaderos, pero que todavía no han sido totalmente verificados, hechos de segunda clase. Si todos practican adecuadamente el sombrero blanco habrá mayor confianza en los hechos de segundo nivel. El pensamiento de sombrero blanco es una disciplina y una dirección. Es un cambio, donde el pensador se esfuerza por ser más neutral y más objetivo al presentar la información. Puntualicemos al fin la manera opuesta en que nosotros (digo “nosotros” por cortesía...) enfocamos el problema del error y de la apariencia. Antes se tenían la mudanza, el cambio, el devenir, en fin, por una prueba de la apariencia, por un indicio de que existe algo que nos engaña. Hoy día, a la inversa, exactamente en la medida en que el prejuicio de la razón nos obliga a suponer unidad, identidad, duración, sustancia, causa, objetividad y Ser, nos vemos enredados, en cierto modo, en el error, condenados a incurrir en error; por más que en virtud de una recapacitación profunda estemos seguros de que aquí reside, en efecto, el error. Ocurre con esto lo que con los movimientos del gran astro: respecto a éstos el error está respaldado continuamente por nuestra vista; en el caso que nos ocupa, por nuestro lenguaje. La génesis del lenguaje cae en los tiempos de la forma más rudimentaria de la sicología; la dilucidación de las premisas básicas de la metafísica del lenguaje, esto es, de la razón, nos revela un tosco fetichismo. Se reduce todo el acaecer a agentes y actos; se cree en la voluntad como causa, en el “yo”, en el yo como Ser, en el yo como sustancia, y se proyecta la creencia en el yo-sustancia sobre todas las cosas, creando en virtud de esta proyección el concepto “cosa”... El Ser es pensado, inventado, introducido siempre como causa; del concepto “yo” se sigue como concepto derivado el del “Ser”... En el principio es la grande fatalidad de error según el cual la voluntad es una instancia eficiente, una facultad... Hoy sabemos que es una mera palabra... Mucho más tarde, en un mundo mil veces más esclarecido, los filósofos tuvieron con sorpresa conciencia de la seguridad, la certeza subjetiva en el manejo de las categorías de la razón y dedujeron que éstas no podían derivar de la empiria, puesto que la empiria las desmentía. ¿Dónde ha de buscarse, pues, su origen? Y tanto en la India como en Grecia se llegó a la misma conclusión errónea: “Debemos haber vivido alguna vez en otro mundo superior (¡en vez de en otro muy inferior, como hubiera sido más justo!); ¡debemos haber sido divinos, puesto que tenemos la razón!...” En efecto, nada ha tenido un poder de convicción tan ingenuo como la noción errónea del Ser, tal como la han formulado los eleáticos ; ¡como que parece corroborarla cada palabra, cada frase que pronunciamos! Incluso los adversarios de los eleáticos sucumbían a la seducción de su concepto del Ser. Ése fue el caso de Demócrito al inventar su átomo... La “razón” en el lenguaje: ¡oh, qué mujer tan vieja y engañosa! Temo que no nos libremos de Dios, por creer todavía en la gramática... Emerson: Mucho más esclarecido, inquieto, polifacético y refinado que Carlyle; sobre todo, más feliz... Se alimenta instintivamente con ambrosía dejando lo indigesto de las cosas. En comparación con Carlyle, un hombre de buen gusto. Carlyle, quien lo apreciaba mucho, decía de él: “A nosotros no nos da bastante de comer”, observación que acaso sea cierta, pero no en detrimento de Emerson. Tiene éste esa alegría serena, afable y espiritual que desmonta toda seriedad; ignora lo viejo que es y lo joven que será aún; podía haber dicho de sí, repitiendo palabras de Lope de Vega: “Yo me sucedo a mí mismo.” Su espíritu siempre encuentra razones para estar contento y aun agradecido, y a veces roza la alegre y serena trascendencia de ese buen hombre que volvió de una cita de amor tanquam re tiene gesta: “Ut desint vires-dijo agradecido-, tamen est laudanda voluptas.” Anti-Darwin. Por lo que se refiere a la famosa “lucha por la existencia”, me parece, por lo pronto, más sostenida que demostrada. Se da, sí; pero como excepción. El aspecto total de la existencia no es el apremio, el hambre, sino, por el contrario, la riqueza, la abundancia y aun el derroche absurdo; donde se lucha, se lucha por poder... No se debe confundir a Malthus con la Naturaleza. Mas suponiendo que se dé esta lucha-y se da, en efecto-, su desenlace es, por desgracia, justamente el contrario del que desea la escuela darwinista, desfavorable a los fuertes, los privilegiados, los excepcionales. Las especies no progresan en el sentido del perfeccionamiento; una y otra vez los débiles dan cuenta de los fuertes, por ser la abrumadora mayoría y también por ser más inteligentes... Darwin se olvidó del espíritu (¡gesto típicamente inglés!). Los débiles tienen más espíritu... Hay que tener necesidad de espíritu para adquirir espíritu; se pierde si no se le necesita. Quien tiene la fuerza prescinde del espíritu (“¡déjalo!-se piensa ahora en Alemania-; el Reich ha de quedar” ... ). Como se ve, yo entiendo por espíritu la prudencia, la astucia, la paciencia, la simulación, el gran dominio de sí mismo y todo lo que es mimetismo (éste comprende gran parte de la llamada virtud). Casuística de sicólogo. He aquí un conocedor de los hombres; ¿para qué estudia a los hombres? Quiere asegurarse pequeñas o grandes ventajas sobre ellos; ¡es un político! ... Aquel otro también es un conocedor de los hombres y no con fines egoístas. ¡Miradlo más de cerca! ¡Tal vez busque incluso una ventaja más grave: la de sentirse superior a los hombres, tener derecho a mirarlos por encima del hombro, distanciarse de ellos. Este “impersonal” desprecia a los hombres; aquel otro es la más humana de las dos especies, aunque la evidencia parezca demostrar lo contrario, pues, al menos, trata a los hombres en un plano de igualdad, sintiéndose como uno de ellos... El tacto sicológico de los alemanes aparece puesto en tela de juicio por una serie de casos que mi modestia me impide enumerar. En un determinado caso no habrá de faltarme un magno motivo para fundamentar mi tesis: reprocho a los alemanes haberse equivocado con Kant y con la que yo llamo “filosofía de las traspuertas” ; esto ciertamente no fue un dechado de probidad intelectual. Otra cosa que me saca de quicio es el fatal “y”: los alemanes dicen “Goethe y Schiller”; temo que hasta digan “Schiller y Goethe”... ¿Todavía no se sabe quién fue Schiller? No es éste, por cierto, el “y” más grave; yo mismo he oído, en verdad que sólo de labios de profesores de Universidad, “Schopenhauer y Hartmann”... El criminal y lo que es afín. El criminal es el tipo del hombre fuerte bajo condiciones desfavorables, un hombre fuerte enfermo. Le falta la “selva”, cierta naturaleza y forma de existencia más libres y peligrosas, donde esté justificado todo lo que es arma y armadura en el instinto del hombre fuerte. Sus virtudes están proscritas por la sociedad; sus impulsos más vivos no tardan en ligarse con los afectos depresivos, con el recelo, el miedo y el deshonor. Mas esto es casi la receta para la degeneración fisiológica. Quien hace subrepticiamente lo que mejor sabe hacer y que más le gustaría hacer, con sostenida tensión, cautela y astucia, se vuelve anémico, y como sus instintos siempre le valen tan sólo peligro, persecución y fatalidad, también su sentir se vuelve contra estos instintos los siente de manera fatalista. En la sociedad, nuestra sociedad mansa, mediocre y castrada, es donde el hombre natural, que viene de la montaña o de las aventuras del mar, degenera necesariamente en criminal... O casi necesariamente, pues casos hay en que tal hombre resulta ser más fuerte que la sociedad. El corso Napoleón es el más famoso de ellos. Respecto al problema que aquí se plantea, es importante el testimonio de Dostoievsky, el único sicólogo, dicho sea de paso, que tuvo algo que enseñarme, constituyendo una de las venturas más sublimes de mi vida, en mayor grado aún que el descubrimiento de Stendhal. Este hombre profundo, quien tuvo diez veces razón de despreciar a los alemanes superficiales, sintió a los presidiarios siberianos, con los que convivió durante largo tiempo, criminales sin excepción, para los cuales no había retorno -posible al seno de la sociedad, a pesar de lo que Dostoievsky supusiera: tallados poco más o menos en la madera más dura y preciosa que crece en tierra rusa. Generalicemos el caso del criminal; imaginemos a hombres a los que por cualquier razón se niega la sanción pública y que saben que no se los tiene por útiles: ese sentimiento tshandala de saberse considerado no como un igual, sino como proscrito, indigno e impuro. Todos los pensamientos y actos de estos hombres ostentan el color de lo que vive bajo tierra; en ellos todo se torna más pálido que en aquellos cuya existencia está bañada en la luz del día. Mas casi todas las formas de existencia que hoy exaltamos-el carácter científico, el artista, el genio, el espíritu libre, el actor, el mercader, el gran descubridor se desenvolvieron en un tiempo en esta especie de lobreguez sepulcral... Mientras el sacerdote era reputado el tipo más alto, todo tipo humano valioso estaba desvalorizado... Día llegará, lo prometo, en que se lo reputará el tipo más bajo, nuestro tshandala, el tipo humano más mendaz e indecente... Llamo la atención sobre el hecho de que todavía hoy, bajo el régimen de las costumbres más suaves que se ha dado jamás, por lo menos en Europa, todo aparte, todo debajo prolongado, excesivamente prolongado, toda forma de existencia insólita, opaca, aproxima a ese tipo que el criminal representa. Todos los innovadores del espíritu llevan durante un tiempo estampado en la frente el signo fatal y fatalista del tshandala; no porque se los sienta como tales, sino porque ellos mismos sienten el pavoroso abismo que los separa de todo lo tradicional y sancionado. Casi todos los genios conocen como una de sus evoluciones la “existencia catilinaria”, un sentimiento de odio, venganza y rebeldía dirigido contra todo lo que ya es, en vez 'de devenir... Catilina; la forma de preexistencia de todo César. Aquí la vista es libre. Puede ser riqueza de alma si un filósofo calla; puede ser amor si se contradice a sí mismo; cabe una cortesía mentirosa del cognoscente. No dejan de tener un sentido sutil estas palabras: el est indigne des grands coeurs de répandre le trouble, qu'ils ressentent; sólo cabe agregar que no temer ni a lo más indigno puede también ser grandeza del alma. La mujer que ama sacrifica su honor; el cognoscente que “ama” sacrifica acaso su humanidad; un dios que amó se hizo judío...

En pelotas.

Todo el carácter de la producción capitalista está determinada por la valorización del valor del capital desembolsado, es decir, en primer lugar, por la producción de la mayor cantidad posible de plusvalía; y en segundo lugar (véase libro I, cap. XXII, pp. 525–556 ss), por la producción de capital y consiguientemente por la transformación de la plusvalía en capital. Pero, a su vez, la acumulación o producción en escala ampliada, que, como medio para una producción cada vez más extensa de plusvalía y, por tanto, para el eriquecimiento del capitalista, aparece como la finalidad personal de éste y va implícitamente en la tendencia general de la producción capitalista, se convierte, al desarrollarse –como hemos demostrado en el libro I–, en una necesidad para todo capitalista individual. El acrecentamiento constante de su capital pasa a ser condición para que este capital siga existiendo. Pero aquí no tenemos para qué volver más en detalle sobre lo ya expuesto. Masajes eróticos en Madrid Supongamos ahora que su capital fijo haya de renovarse en 10 anos, que amortice, por tanto, 1/10 = 40 libras esterlinas en capital fijo + 400 libras en dinero. Las. reparaciones necesarias, siempre que no excedan del nivel medio, no son sino una inversión de capital hecha a posteriori. Podemos enfocar el problema como sí el capitalista hubiese incluido los gastos de reparación al calcular el valor de su capital, de inversión, en la medida en que éste entra en el producto–mercancías anual, quedando por tanto englobada en él 1/10 de amortización. (Sí las reparaciones necesarias quedan por debajo del nivel medio, eso sale ganando, del mismo modo que sale perdiendo si son superiores a él. Pero estas diferencias se compensan entre sí cuando se enfoca en su totalidad la clase de los capitalistas que operan en la misma rama industrial). En todo caso, aunque suponiendo que, con una rotación anual de su capital global, su de manda anual sea = 5,000 libras esterlinas, es decir, igual a su valor–capital primitivamente desembolsado, no obstante aumenta con relación a la parte circulante del capital, mientras que con respecto a la parte fija del mismo va en constante disminución. Escorts Sabadell Se venden, por ejemplo, tejidos o hilados ingleses con destino a la India. Supongamos que el exportador pague al fabricante inglés (cosa que los exportadores no hacen de buen grado si el mercado de dinero no marcha bien). La cosa se tuerce tan pronto como el propio fabricante repone su capital–dinero mediante operaciones de crédito. El exportador vende luego su mercancía, los hilados o los tejidos, en el mercado de la India, de donde le remiten el capital por él desembolsado. Hasta que este reflujo se opera, se plantea el problema exactamente en los mismos términos que en el caso en que la duración del período de trabajo exige el desembolso de nuevo capital–dinero para mantener en marcha el proceso de producción sobre la escala dada. El capital–dinero con que el fabricante paga a sus obreros y renueva los demás elementos de su capital circulante no constituye la forma–dinero de los hilados por él producidos. Para esto es necesario que el valor de estos hilados refluya ante todo y llegue a Inglaterra en dinero o en productos. Es, lo mismo que arriba, capital–dinero adicional. La única diferencia estriba en que aquí lo desembolsa, no el fabricante, sino el comerciante exportador, quien acaso lo haya gestionado, a su vez, mediante operaciones de crédito. Y antes de que este dinero se lance al mercado no se lanza tampoco al mercado inglés un producto adicional que pueda comprarse con ese dinero y destinarse al consumo productivo o individual. Y si esta situación se mantiene durante mucho tiempo y en gran escala, acarrea necesariamente las mismas consecuencias que antes un período prolongado de trabajo. http://www.girlsbcn.com.es Pero esto no concuerda, pues, como veremos, los verdaderos períodos de producción y circulación no coinciden de un modo absoluto con los del esquema anterior, en el que interesaba principalmente hacer que los dos capitales I y II apareciesen como independientes el uno del otro. Barcelona relax No era empresa fácil preparar para la imprenta el segundo libro de El Capital, consiguiendo, de una parte, que apareciese como una obra coherente y lo más acabada posible y, de otra, como obra exclusiva del autor y no del encargado de editarla. El gran número de versiones manuscritas existentes, fragmentarías la mayoría de ellas, acumulaba nuevas dificultades. Solamente una, a lo sumo (el manuscrito IV), ofrecía, hasta donde alcanzaba, una redacción lista para ser entregada a la imprenta; pero la mayor parte de ella había quedado anticuada, en cambio, por refundiciones de una época posterior. La gran masa de los materiales, aun cuando elaborada y acabada en cuanto al fondo, no lo estaba con respecto a la forma; aparecía redactada en ese lenguaje en que Marx solía componer sus notas: en un estilo descuidado, familiar, salpicado de expresiones y giros de crudo humorismo, de términos técnicos ingleses y franceses, y a ratos con frases y hasta con páginas enteras en inglés: eran las ideas del autor estampadas sobre el papel, en la forma en que se iban desarrollando en su cabeza. Junto a partes expuestas en todo detalle, otras, no menos importantes, apenas esbozadas: el material de hechos que había de documentar las afirmaciones, reunido, pero apenas ordenado, y mucho menos elaborado; muchas veces, al final de un capítulo, en la impaciencia por pasar al siguiente, un par de frases nada más, simplemente esbozadas, como jalón del desarrollo truncado del pensamiento; por último, la consabida letra, que a veces ni el propio autor era capaz de descifrar. Prostitutas Madrid Llegamos, por tanto, a la conclusión de que en este caso, en que el período de trabajo, según el supuesto de que se parte, es mayor que el período de circulación, queda siempre disponible al final de cada período de trabajo un capital–dinero del mismo volumen que el capital II desembolsado para el período de circulación. En nuestros tres ejemplos, el capital II era, en el primero = 300 libras esterlinas, en el segundo = 400 y en el tercero = 200; consiguientemente, el capital disponible al final de cada período de trabajo era de 300, 400 y 200 libras esterlinas respectivamente. valenciagirls He aquí una prueba de cuán elásticos son los límites dentro de los cuales pueden las direcciones hábiles de las empresas manejar los conceptos de reparación y reposición con el fin de obtener dividendos. Según la conferencia de R. B. Williams, citada más arriba, diversas sociedades ferroviarias inglesas desglosaban como promedio de una serie de años, para la reparación y los gastos de administración del cuerpo de la vía y de los edificios, las siguientes sumas de la cuenta de los ingresos (por milla inglesa de la longitud de la vía y anualmente) : Acompañantes Barcelona Es evidente, sin embargo, que allí donde el mayor número de períodos de rotación se traduce en una realización más frecuente de la plusvalía dentro del año, se presentarán períodos en los que no podrá prolongarse la jornada de trabajo ni se podrán tampoco introducir mejoras de detalle, mientras por otra parte la ampliación de toda la industria en una escala proporcional, en parte en cuanto a la planta total del negocio, los edificios, por ejemplo, y en parte mediante la ampliación del fondo de trabajo, como ocurre en la agricultura, sólo es posible dentro de ciertos límites más amplios o más estrechos y requiere, además, un volumen de capital adicional que sólo puede suministrar la acumulación de la plusvalía al cabo de varios años. Acompañantes Navarra En primer lugar, por lo que se refiere al capital variable, si, por ejemplo, un capital–dinero de 500 libras esterlinas describe en forma de capital variable diez rotaciones al año, es evidente que esta parte alícuota de la masa de dinero circulante hace circular diez veces su suma de valor = 5,000 libras esterlinas. Circula diez veces al año entre capitalistas y obreros. El obrero es pagado y paga diez veces al año con la misma parte alícuota de la masa de dinero circulante. Si, con la misma escala de producción, este capital variable sólo describiese una rotación al año, la masa de 5,000 libras esterlinas circularía una sola vez. Saunas Valencia En el fondo lo que a mí me interesaba precisamente entonces era algo mucho más importante que unas hipótesis propias o ajenas acerca del origen de la moral (o más exactamente: esto último me interesaba sólo en orden a una finalidad para la cual aquello es un medio entre otros muchos). Lo que a mí me importaba era el valor de la moral, –– y en este punto casi el único a quien yo tenía que enfrentarme era mi gran maestro Schopenhauer 13, al cual se dirige, como si él estuviera presen­te, aquel libro, la pasión y la secreta contradicción de aquel li­bro (pues también él era un «escrito polémico»). Se trataba en especial del valor de lo «no––egoísta», de los instintos de com­pasión, autonegación, autosacrificio, a los cuales cabalmente Schopenhauer había recubierto de oro, divinizado y situado en el más allá durante tanto tiempo, que acabaron por que­darle como los «valores en sí», y basándose en ellos dijo no a la vida y también a sí mismo. ¡Mas justo contra esos instintos dejaba oír su voz en mí una suspicada cada vez más radical, un escepticismo que cavaba cada vez más hondo! Justo en ellos veía yo el gran peligro de la humanidad, su más sublime tentación y seducción ––¿hacia dónde?, ¿hacia la nada?––, justo en ellos veía yo el comienzo del fin, la detención, la fatiga que dirige la vista hacia atrás, la voluntad volviéndose contra la vida, la última enfermedad anunciándose de manera delica­da y melancólica: yo entendía que esa moral de la compasión, que cada día gana más terreno y que ha atacado y puesto en­fermos incluso a los filósofos, era el síntoma más inquietante de nuestra cultura europea, la cual ha perdido su propio ho­gar, era su desvío ¿hacia un nuevo budismo?, ¿hacia un budis­mo de europeos?, ¿hacia el nihilismo?... Esta moderna prefe­rencia de los filósofos por la compasión y esta moderna so­breestimación de la misma son, en efecto, algo nuevo: precisamente sobre la carencia de valor de la compasión ha­bían estado de acuerdo hasta ahora los filósofos. Me limito a mencionar a Platón, Spinoza, La Rochefoucauld y Kant 14, cuatro espíritus totalmente diferentes entre sí, pero confor­mes en un punto: en su menosprecio de la compasión. –– relax Madrid El ciclo M'... M' aparece como forma de un capital indivi­dual aislado, por ejemplo, en la agricultura, donde los cálculos se hacen de una cosecha a otra. En la forma II se parte de la siembra, en la forma III de la cosecha, o, para emplear la terminología de los fisiócratas, en la primera se toman como punto de partida los avances (adelantos), en la tercera las reprises (los ingresos). En la forma, III el movimiento del valor–capital aparece de antemano sola­mente como una parte del movimiento de la masa general de pro­ductos, mientras que en las formas I y II el movimiento de M' sólo constituye una fase dentro del movimiento de un capital aislado. putas rusa barcelona debe multiplicarse por el número de periodos de rotación o de períodos de producción del capital variable desembolsado, por el número de períodos durante los cuales renueva su ciclo. Carla BCN

No estar en tus cabales.

Comencemos, pues, por la reproducción simple del capital productivo. Para ello, partiremos, como en el capítulo primero, del supuesto de que las circunstancias permanecen invariables y de que las mercancías se compran y se venden por su valor. Toda la plusvalía es absorbida, bajo este supuesto, por el consumo personal del capitalista. Tan pronto como se opera la transformación del capital–mercancías M' en dinero, la parte de la suma de dinero que representa el valor del capital sigue circulando en el ciclo del capital industrial; la otra parte, que es plusvalía convertida en oro, entra en la circulación general de mercancías, es circulación de dinero que parte del capitalista, pero funciona al margen de la circulación de su capital individual. masajes eroticos Ahora bien, si de las 300 libras periódicamente disponibles para las 3 semanas y que pueden descomponerse igualmente en 240 de reserva productiva y 60 de salarios, se desglosan al reducirse el tiempo de circulación 100 libras esterlinas en forma de capital–dinero, quedando completamente al margen del mecanismo de la rotación, ¿de dónde proviene el dinero para estas 100 libras esterlinas de capital–dinero? Sólo la quinta parte de esta cantidad se halla formada por el capital–dinero que va quedando periódicamente disponible dentro de las rotaciones. Pero 4/5 = 80 libras esterlinas se hallan ya repuestas por la reserva adicional de producción al mismo valor. ¿De qué modo se convierte en dinero esta reserva adicional de producción y de dónde procede el dinero para esta operación? Sauna relax Barcelona 2) Por los títulos de la Deuda pública. Estos no constituyen en modo alguno capital, sino que son simples créditos que dan derecho a una parte del producto anual de la nación. escortmadrid.com.es Y si de una parte la vigencia general de la legislación fabril, como protección física y espiritual de la clase obrera, se va haciendo inevitable, de otra parte generaliza y acelera, como ya hemos apuntado, la transformación de toda una serie de procesos de trabajo dispersos y organizados de una escala diminuta en procesos de trabajo combinados de una escala social grande: es decir, la concentración del capital y la hegemonía del régimen fabril. Destruye todas las formas tradicionales y de transición tras las cuales se esconde todavía en parte el poder del capital, y las sustituye por la hegemonía directa y franca de éste. Con ello, generaliza también, al mismo tiempo, la lucha directa contra el régimen del capital. Al imponer en los talleres individuales la uniformidad, la regularidad, el orden y la economía, aumenta, por el franco estimulo que imprimen a la técnica los límites y la reglamentación de la jornada de trabajo, la anarquía y las catástrofes de la producción capitalista en general, la intensidad del trabajo y la competencia entre la maquinaria y el obrero. Con las órbitas de la pequeña industria y del trabajo domiciliario, destruye los últimos refugios de la “población sobrante” y, por tanto, la válvula de seguridad de todo el mecanismo social anterior. Y, al fomentar las condiciones materiales y la combinación social del proceso de producción, fomenta las contradicciones y antagonismos de su forma capitalista, fomentando por tanto, al mismo tiempo, los elementos creadores de una sociedad nueva y los factores revolucionarios de la sociedad antigua.238 http://www.girlsbcn.org Sí partimos de una proporción dada en cuanto a la distribución de la plusvalía en capital y renta, es evidente que el volumen del capital acumulado depende de la magnitud absoluta de la plusvalía. Suponiendo que se capitalice el 80 por 100 y se gaste el 20 por 100 restante, el capital acumulado será de 2,400 o de 1,200 libras esterlinas, según que el total de la plusvalía obtenida ascienda a 3,000 libras esterlinas o a 1,500. Por tanto, las circunstancias que contribuyen a determinar la masa de plusvalía, contribuyen también a determinar el volumen de la acumulación. Resumiremos aquí estos factores, expuestos ya, pero sólo en cuanto nos ofrezcan nuevos puntos de vista en lo tocante al problema de la acumulación. girls madrid Pero, considerado como simple expresión del trabajo humano en general, este trabajo concreto, el trabajo del sastre, reviste formas de igualdad con otro trabajo, con el trabajo encerrado en el lienzo, y es por tanto, aunque trabajo privado, como cuantos producen mercancías, trabajo en forma directamente social. He aquí por qué se traduce en un producto susceptible de ser directamente cambiado por otra mercancía. Por tanto, la tercera característica de la forma equivalencial es que en ella el trabajo privado reviste la forma de su antítesis, o sea, del trabajo en forma directamente social. chicas compañía Las inverosímiles adulteraciones del pan, extendidas sobre todo en Londres, fueron descubiertas y proclamadas por primera vez por el Comité "sobre adulteración de alimentos" nombrado por la Cámara de los Comunes (1850–1856) y por la obra del Dr. Hassal "Adulterations detected".42 Fruto de estas revelaciones fue la ley dictada el 6 de agosto de 1860 "for preventing the adulteration of articles of food and drink" (53) ley perfectamente infructuosa, ya que en ella, como es lógico, se adopta la más delicada actitud para con todo aquel industrial que se propone "to turri an honest periny"(54) por medio de la compra y venta de artículos adulterados.43 Por su parte, el Comité formuló, más o menos candorosamente, su persuasión de que el comercio libre versaba sustancialmente sobre materias adulteradas o "sofisticadas", como dicen los ingleses, con ingeniosa frase. Es cierto; estos "sofistas" saben más que Protágoras en eso de convertir lo negro en blanco o viceversa y aventajan a los eléatas en el arte de demostrar ad oculos(55) la mera apariencia de todo lo real .44

Hemos visto que cuando la mercancía A (el lienzo) expresa su valor en el valor de uso de otra mercancía, o sea, en la mercan­cía B (en la levita), imprime a ésta una forma peculiar de valor, la forma de equivalente. La mercancía lienzo revela su propia esencia de valor por su ecuación con la levita, sin necesidad de que ésta revista una forma de valor distinta de su forma corporal. Es, por tanto, donde el lienzo expresa real y verdaderamente su esencia propia de valor en el hecho de poder cambiarse directamente por la levita. La forma equivalencial de una mercancía es, por consi­guiente, la posibilidad de cambiarse directamente por otra mercancía. putas bilbao 109 Todavía hoy se dan en ciertas manufacturas montadas a la antigua, de vez en cuando, casos de revueltas obreras contra las máquinas, en su forma primitiva. Así aconteció, por ejemplo, en 1865, en la manufactura de tallado de piedras de Sheffield. Barcelona chicas compañía Esta dispersión del capital global de la sociedad en muchos capitales individuales y esta repulsión de sus partes integrantes entre si aparecen contrarrestadas por su movimiento de atracción. No se trata ya de una simple concentración, idéntica a la acumulación, de los medios de producción y del poder de mando sobre el trabajo. Se trata de la concentración de los capitales ya existentes, de la acumulación de su autonomía individual, de la expropiación de unos capitalistas por otros, de la aglutinación de muchos capitales pequeños para formar unos cuantos capitales grandes. Este proceso se distingue del primero en que sólo presupone una distinta distribución de los capitales ya existentes y en funciones; en que, por tanto, su radio de acción no está limitado por el incremento absoluto de la riqueza social o por las fronteras absolutas de la acumulación. El capital adquiere, aquí, en una mano, grandes proporciones porque allí se desperdiga en muchas manos. Se trata de una verdadera centralización, que no debe confundirse con la acumulación y la concentración. boxbcn.com En el siglo XVI viene a añadirse a éstos un factor decisivo. Los contratos de arrendamiento eran entonces contratos a largo plazo, abundando los de noventa y nueve años. La constante depreciación de los metales preciosos, y por tanto del dinero, fue para los arrendatarios una lluvia de oro. Hizo –aun prescindiendo de todas las circunstancias ya expuestas– que descendiesen los salarios. Una parte de éstos pasó a incrementar las ganancias del arrendatario. El alza incesante de los precios del trigo, de la lana, de la carne, en una palabra, de todos los productos agrícolas, vino a hinchar, sin intervención suya, el patrimonio en dinero del arrendatario, mientras que la renta de la tierra, que él tenía que abonar, se contraía a su antiguo valor en dinero.46 De este modo, se enriquecía a un mismo tiempo a costa de los jornaleros y del propietario de la tierra. Nada tiene, pues, de extraño que, a fines del siglo XVI, Inglaterra contase con una clase de arrendatarios "capitalistas" ricos, para lo que se acostumbraba en aquellos tiempos.47 imprenta Del sistema colonial cristiano dice un hombre, que hace del cristianismo su profesión, W. Howitt: "Los actos de barbarie y de desalmada crueldad cometidos por las razas que se llaman cristianas contra todas las religiones y todos los pueblos del orbe que pudieron sugyugar, no encuentran precedente en ninguna época de la historia universal ni en ninguna raza, por salvaje e inculta, por despiadada y cínica que ella sea."59 La historia del régimen coloníal holandés –Y téngase en cuenta que Holanda era la nación capitalista modelo del siglo XVIII– "hace desfilar ante nosotros un cuadro insuperable de traiciones, cohechos, asesinatos e infamias."60 Nada más elocuente que el sistema de robo de hombres aplicado en la isla de Célebes, para obtener esclavos con destino a Java. Los ladrones de hombres eran convenientemente amaestrados. Los agentes principales de este trato eran el ladrón, el intérprete y el vendedor; los príncipes nativos, los vendedores principales. A los muchachos robados se les escondía en las prisiones secretas de Célebes, hasta que estuviesen ya maduros para ser embarcados con un cargamento de esclavos. En un informe oficial leemos: "Esta ciudad de Makassar, por ejemplo, está llena de prisiones secretas, a cual más espantosa, abarrotadas de infelices, víctimas de la codicia y la tiranía, cargados de cadenas, arrancados violentamente a sus familias." Para apoderarse de Malaca, los holandeses sobornaron al gobernador portugués. Este les abrió las puertas de la ciudad en 1641. Los invasores corrieron enseguida a su palacio y le asesinaron, para de este modo poder "renunciar" al pago de la suma convenida por el servicio, que eran 21,875 libras esterlinas. A todas partes les seguía la devastación y la despoblación. Banjuwangi, provincia de Java, que en 1750 contaba más de 80.000 habitantes, había quedado reducida en 1811 a 8.000. He ahí cómo se las gasta el doux commerce.(141) guia ocio barcelona Cuanto mayor sea la cantidad de valor de uso mayor será, de por sí, la riqueza material: dos levitas encierran más riqueza que una. Con dos levitas pueden vestirse dos personas; con una de estas prendas una solamente, etc. Sin embargo, puede ocurrir que a me­dida que crece la riqueza material, disminuya la magnitud de valor que representa. Estas fluctuaciones contradictorias entre si se ex­plican por el doble carácter del trabajo. La capacidad productiva es siempre, naturalmente, capacidad productiva de trabajo útil, con­creto. Y sólo determina, como es lógico, el grado de eficacia de una actividad productiva útil, encaminada a un fin, dentro de un período de tiempo dado. Por tanto, el trabajo útil rendirá una cantidad más o menos grande de productos según el ritmo con que aumente o disminuya su capacidad productiva. Por el contrario, los cambios operados en la capacidad productiva no afectan de suyo al trabajo que el valor representa. Como la capacidad productiva es siempre función de la forma concreta y útil del trabajo, es lógico que tan pronto como se hace caso omiso de su forma concreta, útil, no afecte para nada a éste. El mismo trabajo rinde, por tanto, durante el mismo tiempo, idéntica cantidad de valor, por mucho que cambie su capacidad productiva. En cambio, puede arrojar en el mismo tiempo cantidades distintas de valores de uso, mayores o menores según que su capacidad productiva aumente o disminuya. Como se ve, el mismo cambio operado en la capacidad productiva, por virtud del cual aumenta el rendimiento del trabajo y, por tanto, la masa de los valores de uso creados por éste, disminuye la magnitud de valor de esta masa total incrementada, siempre en el supuesto de que acorte el tiempo de trabajo necesario para su producción. Y a la inversa. restaurantes en lleida 85 Sophisms of Free Trade, 7ª' ed. Londres, 1850, p. 205. Por lo demás, el mismo tory reconoce que "las leyes parlamentarias que regulan los salarios contra los obreros y a favor de los patronos rigieron durante el largo período de 464 años, La población creció, y estas leyes acabaron haciéndose superfluas y gravosas". (L. cit., p. 206.) buzon internet 19 Hasta hace poco, el cottongin del yanqui Eli Whitney había sufrido menos modificaciones sustanciales que ninguna otra máquina del siglo XVII. Fue en estos últimos decenios (antes de 1867) cuando otro norteamericano, Mr. Emery, de Albany, Nueva York, dejó anticuada la máquina de aquél, con una reforma tan sencilla como eficaz.

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